La mielopatía degenerativa es una enfermedad gradual de la funcionalidad de la médula espinal, que impide que la información llegue a su destino, dando lugar a problemas neurológico y motores.
La medula espinal está compuesta por un conjunto de nervios que son los encargados de transportar la información entre el cerebro y el cuerpo, y que se extiende por el canal formado por las vértebras. Si la afectación se produce en la zona del cuello quedaran afectadas las cuatro extremidades del animal, mientras que si la zona afectada es torácica o lumbar, solo afectara las extremidades posteriores; siendo esta la más frecuente.
La mielopatía degenerativa (DM) es una enfermedad neurodegenerativa grave con inicio tardío, aproximadamente se desarrolla entre los
5 a los 8 años de edad. La enfermedad se produce por una degeneración de la mielina en las neuronas, lo que produce ataxia y paresia progresiva. En el desarrollo de la enfermedad aparecen falta de coordinacion en las patas traseras, alteraciones en la percepción y en los reflejos. Esta enfermedad se descubrió por primera vez en el pastor alemán, pero afecta a muchas otras razas entre ellas el Rhodesian Ridgeback, aunque en un porcentaje muy bajo. Desafortunadamente no hay un tratamiento efectivo para la mielopatía degenerativa por eso es muy importante su prevención mediante pruebas de ADN.
El gen responsable de la mutación es el SOD1 que puede ser identificado mediante un test de ADN a cualquier edad (desde adultos a cachorros).
Este test no solo nos va a decir si nuestro rhodesian va o no a sufrir la enfermedad, sino que va a identificar si es o no portador de la enfermedad, lo que tiene una gran importancia a la hora de criar.
DM es heredada de forma autosomal recesiva con penetración incompleta. Es decir que tanto el padre como la madre tienen que tener el gen mutado para que se manifieste la enfermedad. Los rhodesian ridgeback con sólo un gen mutado, no van a enfermar de DM, pero sí que transmitirán a su descendencia el gen afectado con una probabilidad del 50%.
En cambio sí en el cruce, los dos progenitores son portadores, existe el riesgo de que aparezca en la descendencia perros portadores y perros afectados con la enfermedad. Es por ello, que no se debe cruzar con portadores, evitando así su propagación.
Con la prueba de ADN sabremos a cuál de los tres genotipos pertenece nuestro rhodesian:
1. Genotipo N/N (homocigoto sano): Este perro no porta la mutación. Por lo que no puede transmitir la mutación a su descendencia.
2. Genotipo N/DM (portador heterocigoto): Este perro porta una copia del gen mutado y una copia del gen sano. Por lo que va a transmitir el gen afectado a su descendencia con una probabilidad del 50%.
3. Genotipo DM/DM (homocigoto afectado): Este perro porta dos copias del gen mutado y tiene una probabilidad muy elevada de padecer la enfermedad DM. Y transmitirá la mutación a su descendencia con una probabilidad del 100%.